Italia. Dolomitas, un paisaje vertical.
Los Dolomitas es una región que forma parte de los Alpes orientales, extendiéndose por el territorio del norte de Italia, por las poblaciones Trento, Bolzano, Belluno, Udine y Pordenone.
El nombre de Dolomitas lo recibe de Deodat de Dolomieu, geólogo francés que descubrió la composición de la roca en 1791.
La montaña más alta es la Marmolada con 3.342 m. Hay muchas otras montañas con una altitud superior a los 3.000 m: el Antelao, el Pelmo, las Tofanas, la Civetta, el Sassolungo, el Piz Boè, la Cima de la Vezzana, la Cima Tossa, la Punta dei 3 Scarperi, el Sorapìss, el Sass Rigais, el Cimone della Pala...
En la región de los Dolomitas, pueblos como Madonna di Campiglio, Cortina d'Ampezzo, Rocca Pietore, Ortisei, Arabba, Selva di Val Gardena y Corvara in Badia viven del turismo, por lo que nos encontramos, en principio, con un paisaje muy antropizado, a ello se debe la construcción de numerosas estaciones con remontes mecánicos para la práctica de deportes de invierno y para facilitar el acceso a altas cotas en época estival, de montañeros, escaladores y turistas de naturaleza...
Los Dolomitas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2009.
También merece la pena contemplar estos paisajes desde el punto de vista histórico y bélico. Es abrumadora la cantidad de enclaves donde se construyeron estructuras -lo que hoy llamamos alegremente "vías ferratas"- para poder ascender a túneles excavados en la roca para la vigilancia y puntos de acopio de armas durante la Primera Guerra Mundial, un perfecto escenario de la guerra de trincheras. El frente italiano hace referencia a una serie de batallas libradas entre los ejércitos de Austria-Hungría e Italia, junto con sus respectivos aliados, entre 1915 y 1918. Algunos de estos enclaves son de fácil acceso, entre ellos y por citar algunos: Passo Falzarego, Glaciar de la Marmolada, ferrata Ivano Davona, alrededores del Refugio Brentei,...
La primera sensación que se tiene al acercarnos a este macizo montañoso es de "congoja". En medio de esas caprichosas y formidables montañas cortadas a cuchillo, parece que nos sumimos en un mundo extraño, que en nada se le parece a ningún otro lugar del planeta. Al menos, como entendemos o estamos acostumbrados a ver y percibir el paisaje de montaña, con colinas o cerros, praderas en suave ascenso hacia el pié de la montaña, horizontes formados por la sinuosa línea de cuerda de las cumbres en continuo ascenso y descenso, pero aquí no, aquí lo general es caminar por el fondo de gigantescos valles, superar fuertes pendientes de pedreras de varios centenares de metros de altura para llegar a la base propia de la montaña que nos espera con otros cientos de metros de pared vertical. En algunos casos, no podemos encontrar con estrechos y angostos caminos tallados en la propia roca, que recorren estas vertiginosas paredes.
Caminando por entre estos parajes verticales, uno se ve formando parte de este sublime y espantoso caos, Aquí y allá se alzan rocosas formas colosales que nos trae a nuestro imaginario; torres, obeliscos, pórticos, catedrales o pilares sosteniendo el cielo.